A 16 años de Atenas 2004, el Gallo repartió elogios para los campeones olímpicos: «Te ponía muy contento ver el avance deportivo que tenían estos chicos, cada vez estaban evolucionando más», dijo en APREBA en vivo.
Esteban Daniel Pérez, el histórico jugador de nuestra Liga Nacional se sumó a nuestra costumbre de los jueves y, junto a Fernando Robledo, mantuvo una rica charla desde Maciel, donde contó muchas anécdotas que vivió a lo largo de su carrera tanto en clubes como en la selección.
Además, hizo un breve resumen de sus inconvenientes en el básquet español: «Ellos querían que juegue y yo lo hice, era nieto de españoles y fui ante un registro civil y firmé todos los papeles en regla. Pero resulta que hubo una falsificación de papeles. Obviamente el más perjudicado fui yo, que no pude volver a jugar en Europa y tuve que renunciar a la selección en el mundial de 1990».
«Jugué 10 años en la selección Argentina, desde el ’87 hasta el ’96. Todos intentamos buscar un equilibrio dentro de la selección, hicimos el máximo esfuerzo para estar a la altura. Jugar contra el Dream Team (1992) fue único, fue muy rápido, lo disfruté tanto que no me di cuenta cuando terminó el partido. Después jugué contra el Dream Team 2 (1996) y fue otra cosa, si bien había excelentes jugadores, no era lo mismo».
El Gallo también habló de los inicios de la GD y del plantel actual de la selección Argentina: «Vi a la Generación Dorada cuando eran chicos, hasta pude jugar con alguno de ellos. Te ponía muy contento ver el avance deportivo que tenían estos chicos, cada vez estaban evolucionando más. Dejaron de lado todo por ponerse la camiseta de la selección. El pase que le da Montecchia a Manu para que haga la palomita no lo puede hacer cualquier equipo, eso se logra en un lugar donde hay mucha química y las cosas están funcionando».
«El Oveja Hernández es un gran entrenador y tiene una forma de dirigir muy directa y difícil, pero de esta forma ayudó mucho para perfeccionar a los jugadores y que todo salga bien. El esfuerzo que hacen Campazzo o Scola con el tema de la dieta y el cuidado físico también te hace dar cuenta que estos chicos dejan todo».
«En Bahía Blanca tengo buena relación con todos, entre la gente de Olimpo y de Estudiantes tengo muchos amigos. En Mar del Plata me pasa lo mismo, tengo buena relación con la gente de los dos equipos, quizá la gente de Peñarol se quedó algo molesta porque después me fui a Quilmes, pero siempre daba el 100% en el lugar que estaba».
«En Olimpia y Quilmes tuve dos descensos y la verdad es que es un golpe fuerte, son cosas que te quedan. En Quilmes tuvimos problemas de lesiones y bastantes entrenadores, fue un año muy raro. Cuando hay mala onda todo sale mal».
«Me marcó mucho el año que salimos campeones con GEPU, teníamos un estilo de correr y tirar, que Antonio Manno llamaba velocidad y dinámica mecanizada, y que se ejecutaba a la perfección. Hubo una anécdota con Espil, cuando no podía meterla en las semifinales de la ’92-93 porque Merchant lo volvía loco, así que cuando todos se fueran del vestuario lo llamé a Juan y le oriné la mano y no dejé que se lavara. Metió 34 puntos».
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