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lunes, junio 5, 2023

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“Esto fue producto del trabajo de todo un país basquetbolístico”

El 28 de agosto de 2004, el básquet argentino se colgó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos. Y a 15 años de la gesta de Atenas, repasamos la disertación de Rubén Magnano en la Jornada de Capacitación de APREBA.

“Todos nos centramos en una medalla olímpica, en un podio, pero lo más importante es el camino realizado y las pautas que se fueron estimulando para llegar a donde se llegó”. Las palabras son de Rubén Magnano, que las pronunció el viernes 16 de agosto en Córdoba, durante la Jornada de Capacitación que organizó la Asociación de Prensa de Básquetbol. El eje de su disertación fue el de “la construcción de la Generación Dorada”. Y a 15 años del título en Atenas 2004, es el momento justo para recordarla.

“Este fue producto del trabajo de muchísimas personas. No de 12 jugadores y un cuerpo técnico, sino de un país basquetbolístico. Muchos no tuvieron luces, no tuvieron micrófonos ni escenarios, pero tienen la misma valía y el mismo peso”, aseguró el cordobés, en una charla que se entendió por una hora y 40 minutos con todos los presentes en el Hotel Ducal.

“Esta selección nacional fue producto de un cambio de mentalidad. Los jugadores dejaron ser espectadores para ser actores”, explicó. “Ustedes se acuerdan del Preolímpico de Portland cuando todos iban a sacarse fotos. Y yo recuerdo una charla en la que dije ‘no nos sacamos más una foto con nadie’. Teníamos que ir a competir., animarnos a ganar. Y solo si nos comportábamos como equipo podíamos dar ese salto”.

Aquel equipo tenía enormes figuras: Emanuel Ginóbili, Fabricio Oberto, Luis Scola, Andrés Nocioni, Hugo Sconochini, Pepe Sánchez, Alejandro Montecchia, Rubén Wolkowyski, Walter Herrmann, Carlos Delfino, Gabriel Fernández, Leonardo Gutiérrez. “Pero la suma de capacidades individuales no garantiza el éxito”, analizó Magnano. “Se llega al éxito cuando ese talento se pone al servicio del equipo. Ellos tuvieron la suficiente humildad, la humildad inteligente, para bajar un peldaño y poder ponerse al servicio del equipo”.

Rubén Magnano (Foto Demián Schleider)

“Ellos querían hacer mejores al que tenían al lado”, expresó el entrenador respecto a los jugadores que vencieron 84-69 a Italia en la final de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. “Eso no es sencillo y no es fácil. Pero se educa y se entrena, a través de las actitudes. Con la coherencia entre lo que digo y lo que hago”.

A 15 años de aquella conquista, ese equipo sigue sirviendo de inspiración. Porque, como dice su DT, “acá nadie se sintió más que el otro ni le negó una mano al otro. Se puede ver en las ayudas defensivas. Uno lo escucha al Colorado Wolkowyski y el dice ‘yo estaba seguro que si yo ayudaba a mí me ayudaban’. Pero eso también se construye. Y durante el año cada uno trabajaba en una mejoría para ponerla al servicio de la selección”.

¿Cómo se construyó la Generación Dorada? Para el cordobés, hay una clave que es “el éxito del día lunes”. ¿Y qué es eso? “Es que todos queremos ser exitosos el día domingo, cuando jugamos. Pero eso hay que construirlo el lunes, cuando entramos al aula, a la fábrica, al club. Si no lo construyen cotidianamente, no van a poder tener éxito nunca”.

“Los sueños son un poco el motor de todo”, dijo ya en el cierre de su disertación. “Si bien después le damos de comer a diario a estos sueños, creo que el futuro pertenece a los que creen en la belleza de los sueños”. Y lo dice nada menos que el primer entrenador del mundo en ganarle un partido a Estados Unidos con jugadores de la NBA. Uno de los muy pocos que puede contar lo que es ser campeón olímpico. Y que hizo soñar despierto a todo un país basquetbolero, que hace 15 años festejaba la gloria máxima. Y que sigue disfrutando de ese recuerdo cada día.

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