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sábado, diciembre 9, 2023

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Fabricio Oberto, el talento al servicio del equipo

Dos semanas después de haber sido parte de la Jornada de Capacitación de APREBA, el pivote de la Generación Dorada ingresó en el Salón de la Fama de la FIBA. Y es un buen momento para repasar su charla en el Hotel Ducal.

“En este hotel concentraba la selección en 1994. Y acá fui cortado por primera vez, por Guillermo Vecchio”, fue lo primero que dijo Fabricio Oberto en la Jornada de Capacitación de APREBA, que se llevó a cabo en el Hotel Ducal de la ciudad de Córdoba el pasado 16 de agosto. “Fui el último corte antes de ir a Toronto. Después fui como camiseta celeste. Pero un par de puertas de arriba creo que las tuvieron que cambiar”.

Pasó mucha agua debajo del puente en esos 25 años. Aquel joven que se quedó afuera del que iba a ser su primer Mundial, después jugó cuatro. Y ahora acaba de entrar al Salón de la Fama de la FIBA, nada menos. La ceremonia se llevó a cabo en China, en la previa de la Copa del Mundo. Y el pivote cordobés ingresó como parte de la Clase 2019, junto con Alonzo Mourning, José “Piculín” Ortiz, Janeth Arcain, Atanas Golomeev, Mohsen Medhat Warda, Natalia Hejkova y Bogdan Tanjevic.

“El básquet me ha dado la capacidad de conocer personas y que te cuenten historias que te nutren de una manera increíble”, decía hace dos semanas Fabricio, en una frase que parecía anticipar lo que vivió esta vez. “Es clave en la NBA ver cómo nos han respetado o cómo nos han entendido cuando estuvimos ahí. Pop (Gregg Popovich) o R.C. Buford decían ‘el mejor equipo que hemos visto cómo se comporta como equipo, son ustedes’. Y han visto horas y horas de básquet”.

Oberto, en la ceremonia de premiación

Oberto es el tercer jugador argentino de la historia en ingresar al Hall of Fame (después de Oscar Furlong y Ricardo González) y el primero de la Generación Dorada en conseguirlo. Pero sabe que los logros del equipo fue lo que le permitió llegar a esta distinción. “Tuvimos que asumirnos como protagonistas”, analizaba en Córdoba. “Antes, sabíamos que los candidatos eran otros. Pero en un momento llegamos y los rivales decían ‘el candidato es Argentina’. Cuando lo asumimos, pudimos jugar en Grecia contra 20.000 griegos y tener la tranquilidad de que íbamos a ganar”.

En ese proceso, el pivote reconoce que fue muy importante el trabajo que hicieron con sus entrenadores en Europa. “Nosotros tuvimos a entrenadores súper duros: Pepe a Obradovic, Hugo a Pesic, nosotros en el Tau a Dusko (Ivanovic). El que no tuvo a un croata, tuvo a un serbio o a un montenegrino. Yo con Dusko me saco el sombrero, porque a mí me hizo mejor. Y cuando llegábamos a la selección, todos poníamos esa mejora al servicio del equipo”.

Ese sentido colectivo, que siempre se destaca de la Generación Dorada, para Fabricio fue vital. “Me pasó en la NBA: en Washington estaba en un equipo con mucho talento, pero los que ponían el talento al servicio del equipo eran pocos. Y así es imposible cumplir con los objetivos”.

Para muchos, él fue quizás el símbolo más importante de ponerse al servicio del conjunto. Aunque cuenta que, en su paso por Europa y por la NBA, era algo que se destacaba del jugador latino. “Nos tienen como jugadores con mucho corazón, que se adaptan al rol que el equipo tiene para ellos, y que entrenan el tiempo que haya que entrenarse”, afirmó.

“Cuando jugábamos en la Liga Nacional, nosotros estábamos en nuestra liga. Pero afuera teníamos que ganarnos el lugar, sabíamos que teníamos que adaptarnos. Y eso hicimos”. Tanto lo hizo, que acaba de llegar al olimpo de los basquetbolistas. Y APREBA tuvo el privilegio de estar mano a mano con él hace apenas dos semanas. Y para quienes quieran revivir ese momento, la charla completa está disponible en la página de Facebook, en este link.

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