La pivote entrerriana se sumó a los jueves de APREBA EN VIVO: «Tenemos que aportar nuestro granito de arena para hacer que esto crezca», dijo en la entrevista con Daniel Serorena a través del Instagram Live.
Fue la primera jugadora que se sumó a “APREBA en vivo”, el ciclo de entrevistas de la Asociación de Prensa de Básquetbol de Argentina. Lo hizo desde su Gualeguaychú, en diálogo con su coterráneo Daniel Serorena, y el resultado fue una charla, íntima, emotiva, personal.
Gisela Vega, una de las mejores basquetbolistas de la historia argentina, abrió la puerta para detrás suyo lleguen otras a visibilizar el rol de las mujeres, a las que todo les cuenta más cuando hablamos deporte, en el rol que sea. En su caso, desde dentro de la cancha, donde siempre dejó su sello. Y donde, avisa, todavía tiene ganas de mostrar un poquito más.
A los 38 años, la pivote acaba de ser mamá por primera vez y está aprovechando la cuarentena para vivir cada momento junto a su pequeño hijo. De eso, y de muchos otros temas, habló en una entrevista que la pena repasar: «Decidí tener mi familia en Argentina para poder estar cerca de mis papás y de mi gente, son decisiones que hay que tomar y creo que fue la mejor. Soy muy protectora, mi equipo es mi familia, eso lo aprendí en el básquet y lo aplico con mi hijo».
«Me siento una privilegiada de haber logrado lo que logré, siempre le agradezco a Dios y a la vida todo lo que me ha dado, lo que hice me permitió disfrutar y hoy vivir bien. Yo era una campesina cuando me dijeron de ir a jugar a Europa, tenía 19 años. Tuve que analizar esta oportunidad y mi futuro con mi mamá y tomamos la decisión de que me vaya».
«Me hice conocer cuando salí MVP de la liga española, antes era una sin nombre, que fui sin representante. Después de eso me hice respetar tanto por jugadoras, representantes y entrenadores. Ir a Francia fue muy difícil a nivel personal y porque en España no creían que podía jugar la Liga 1, pero lo hice para dar ese salto y volver a España».
«Fue hermoso mi tiempo en Quimsa, estuvo bueno formar parte de ese proyecto, el nivel era bastante elevado y fue muy lindo cortar las redes y que esté la familia presente. Me hubiese gustado despedirme en Racing con las personas que me vieron crecer, mi gente y mi familia, pero todavía no colgué las zapatillas».
«No me gustaría ser entrenadora, pero sí me gustaría dar una mano para que el básquet femenino crezca y muchas otras chicas tengan las oportunidades que tuve yo. Tenemos la chance de darle a las demás las oportunidades que tuvimos nosotras y no hay que desaprovecharlo, tenemos que aportar nuestro granito de arena para hacer que esto crezca».
«Las chicas de Estados Unidos y las de Australia estaban a otro nivel, me sorprendían mucho desde lo físico, eran otra cosa. Me gustó mucho jugar con Melisa Gretter, es una base muy inteligente que hace todo bien».
«Todo lo que proyecté en mi vida lo voy realizando, encontré al compañero que quería, me hubiera gustado ser mamá más joven, pero agradezco poder serlo ahora, me dediqué mucho tiempo a mí y ahora se lo dedico a mi hijo. Decidí tener mi familia en Argentina para poder estar cerca de mis papás y de mi gente, son decisiones que hay que tomar y creo que fue la mejor».
«Si vuelvo o no a jugar al básquet no va a ser como era antes, hay que vivirlo de otra manera».
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