El 9 de mayo de 1975 vio la luz el primer número de una publicación que fue lectura obligada durante un cuarto de siglo. Se cumplen 45 años de su aparición y recordarla es un acto de justicia.
“Salimos a la calle por inquietud periodística; pero también porque sentimos que es una necesidad”, empezaba diciendo la nota editorial del primer número de la revista Encestando, que llevaba como título “Por Qué y Para Qué”. Vio la luz en Bahía Blanca el 9 de mayo de 1975, y en poco tiempo se transformó en una referencia en todo el país.
Nacida con la intención de “decir las cosas con el particular idioma, sabor y color del básquetbol”, al ritmo de una ciudad que orgullosamente cargaba con el mote de ser la capital de nuestro deporte y que nunca había tenido un vocero exclusivo y permanente. Pero pronto fue mucho más que eso; fue conocida y reconocida en otras latitudes. El empuje del inicio, pleno de ideas y ganas de hacer, tuvo su premio.
En su primera portada, como no podía ser de otra manera, estaba el trío más famoso de la historia de Bahía Blanca: Atilio José Fruet, Alberto Pedro Cabrera y José Ignacio De Lisazo. Y en su interior contaba con toda la información de la Asociación Bahiense y una cobertura de lujo: entrevistas, análisis, fotografías, básquetbol menor, básquetbol femenino. Faltaba una década para que se pusiera en marcha la Liga Nacional, pero la revista ya contaba con un amplio panorama de lo que ocurría en el país y en el exterior.

Miguel Angel “Picho” Mazza, Enrique Nocent, Néstor Mazza y Carlos Velovich (impresor y encargado de taller) fueron sus artífices de una publicación que aparecía cada dos meses, que siempre alzó la voz para reflejar su opinión y que festejó sus primeros cinco años de vida anunciando “lo que tantas veces soñamos”: pasaba a ser una revista nacional.
“Desde Bahía Blanca, Capital del Básquetbol, para el País”, rezaba su número 27, el de abril-mayo de 1980. Desde esa fecha, la revista empezó a llegar a los kioscos de revistas de diferentes puntos del país. Y así también la revista fue cambiando. A los informes de Jorge Severini desde EEUU se sumaron los de Estanislao Villanueva (Villita) desde la ciudad de Buenos Aires, a los de Rubén Galié desde Punta Alta se le sumaron los de Alberto “Pilín” Galliadi desde La Plata.
Un sello de Encestando fue, siempre, tener la palabra de un corresponsal allá donde había una noticia. Y la llegada de la Liga Nacional le dio todavía más fuerza a esa propuesta. Para entonces, la revista ya era mensual y acompañaba el crecimiento del básquetbol argentino. Mejor dicho, lo ayudó a crecer.
Abrir una revista al azar de 1988 permite comprobar que el listado de colaboradores era interminable: Osvaldo Medina (Santa Fe), Guillermo Ferragut (Córdoba), Fernando Rodríguez (San Salvador), Ernesto Herrera (Tucumán), Omencé (Coronel Pringles), Oscar González (Necochea), Oscar Tolosa (San Luis), Guillermo Ingrassia (Santa Rosa), Rubén Giménez (Corrientes), Alrjandro Matzkin y Ariel Benchoa (Concordia), Fernando Ayestarán (Prgamino), Juan Alejandro Haás (Chaco), Ricardo Pagella (Junín), José M. Padilla (Gualeguaychú), Gerardo Luna (Cruz del Eje), Marcelo Gelfman (Mendoza), Antonio Nacussi (San Juan), Lito Argañaraz (Santiago del Estero), Eduardo Barboza (Zárate-Campana), Dante Portillo (Paraná), Rodolfo Puleo y Daniel Halbout (Mar del Plata), Marcelo Giraudo (Elortondo), y la lista sigue…
Ya en el año 2000, un repaso similar permite encontrar los nombres de Fernndo Rodríguez, Luciano Mutti, Ricardo Sbrana, Héctor Calderón, Marcelo Vidal, Maximiliano Palau, Roberto Martín o Marcelo Schesterfeld, junto con los de Javi Martínez Soler (España), Carlos Federici (Italia), Carlos Paz (Uruguay), Oscar Paratore y Tomás Romero (Canadá y Estados Unidos) como corresponsales en el exterior. Por entonces, ya era quincenal.
En mayo de ese año la publicación llegó a sus 25 años de vida. Y estuvo muy cerca de llegar a las 300 ediciones, pero su último número fue el 296. Y allí, con dos palabras, reflejó como nadie el sentimiento del básquet de la ciudad: “Profundo DOLOR”. El 7 de agosto había muerto “Picho” Mazza y el 12 de agosto falleció el “Beto” Cabrera. Con ellos, se fue también Encestando. Fue una revista que dio testimonio y fue protagonista de una era. La revista que Bahía Blanca le regaló al básquetbol argentino, hace ya 45 años.
